El cuerpo del hombre y la mujer aparece una y otra vez en la obra de Armengol. A lo largo de su trayectoria veremos que el tratamiento variará, pero que la figura humana es una constante, trabajada con el pleno o a partir del vacío, en pequeño o gran formato, encontramos unos cilindros de corten o de acero inoxidable que dibujan en negativo o en positivo varios personajes que pueden ser acoplados o dialogar entre ellos, en una lectura de la dimensión humana tan física como metafísica.